martes, 12 de julio de 2011

¿Quién es Jesús según la Biblia? 1º parte










Jesucristo

1) Su doble naturaleza, divina y humana.

Jesús, es Dios en carne humana. El no es mitad Dios y mitad hombre. El es completamente divino y humano. Esto quiere decir que Jesús tiene dos naturalezas: divina y humana. Jesús es la Palabra viviente (verbo), que es Dios y estaba con Dios, y que fue hecho carne. Juan 1:1,14. Esto significa que en la misma persona de Jesús, coexiste una naturaleza humana y una divina.

La naturaleza divina no fue alterada. Jesús, no es simplemente un hombre quien tenía a Dios adentro de sí mismo, Jesús es Dios mismo, la Segunda persona de la Trinidad.











El Hijo es el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” Hebreos 1:3,

Las dos naturalezas de Jesús, no están combinadas en una nueva naturaleza Dios-hombre. Están separadas pero funcionan como una unidad en la persona de Jesús.

La palabra “naturaleza” se refiere a lo que nosotros somos esencialmente. Por naturaleza Dios no puede morir, o ser tentado. Pero como Jesús como hombre podía sufrir tentaciones, luchas y la misma muerte. Fue fundamental, que Cristo fuera tentado como nosotros He. 4:15, de manera que por su completa victoria sobre la tentación, el pecado y el diablo, pudo ganar el perdón para nosotros en la cruz.

Los malos deseos, que son la base de nuestras tentaciones, proceden de dentro de nosotros “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

“Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” Marcos 7:15-23.

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” Hebreos 2:14-18.

2) Sus Títulos.

Jesucristo recibe muchos nombres y títulos en las Sagradas Escrituras, algunos de ellos que conoceremos son:

a) Alfa y Omega.

Significa el primero y el último, usando la primera y la última letra del alfabeto griego. “Principio y fin... el primero y el último” Ap. 1:8,11 y 21:6.









b) El Cordero.

Juan el Bautista lo señala de esta forma, refiriéndose a la obra expiatoria de Cristo. También, señala su carácter pacifico y obediente al mandato del Padre. “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Jn. 1:29, 36. El libro de Apocalipsis lo menciona veintiocho veces como el Cordero. Señalando que su extrema sumisión y humildad, la han llevado a un máximo nivel de autoridad y señorío en el cielo y en la tierra. Ap. 5:6, 12 -14.

c) Cristo, Mesías.

Ambas palabras significan “Ungido” en griego y hebreo respectivamente. Isaías 61, habla del Ungido de Jehová, sobre el cual reposa el poder y la gracia del Espíritu Santo para anunciar el camino de salvación, restauración y vida eterna.

El apóstol Pedro, confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. “Respondiendo Simón

Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” Mateo 16: 16-17.

d) El Santo.

Jesús es llamado el Santo de Israel. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” Isaías 1:4; los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos” Isaías 5:19; Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel” Isaías 10:20. Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción” Salmos 16:10. También, el libro de los Hechos señala lo siguiente: “Mas vosotros negasteis al Santo y Justo”. Hechos 3:14.

e) Hijo de David.
En su entrada triunfal a la ciudad de Jerusalén, Jesucristo es vitoreado por el pueblo, los cuales decían “Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en las alturas” Mt. 21: 9, Mr. 11: 9, Jn. 12:13.

Hijo de David, señalaba que Jesús era descendiente del rey David, pero también indica que él es el Rey eterno, prometido para su pueblo por Dios y anunciado por los profetas de la antigüedad.

f) Hijo de Dios.

Jesús tiene una posición especial dentro de la trinidad. Es el único Hijo de Dios el Padre que es Dios también. Es decir, Jesús posee una naturaleza divina igual a la del Padre y del Espíritu Santo, pero además, posee una naturaleza humana que le permite conocer a la humanidad de una manera más profunda y empírica.

El Padre declara desde los cielos, que Jesús es su Hijo, y que tiene alegría por él. Lucas 3:22. Jesús señaló que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios. Juan 5:18. El apóstol Juan señala acertadamente en su evangelio, diciendo: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo de Dios, que esta en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” Juan 1:18.

g) Hijo del Hombre.

Jesús se llama a sí mismo el Hijo del Hombre unas ochenta veces en los evangelios. El Profeta Daniel nos habla del Hijo del Hombre que viene en las nubes del cielo, al cual le fue dado dominio, gloria y reino. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” Daniel 7: 13-14.

Jesús es llamado de esta manera, porque señala su naturaleza humana. En la cruz llevó el peso del pecado de todos los hombres. Cuando Jesús muere, el pecado de toda la humanidad recibe el juicio divino, y se descarga sobre él la justa ira de Dios. La cruel muerte de Cristo, nos enseña cuan abominable es el pecado delante de los ojos de Dios. Jesús pagó el precio de nuestras rebeliones, y trajo salvación a los hombres. Is. 53:1 -12; Jn. 3:16; Lc: 9:44.

h) Maestro.

El término maestro era utilizado comúnmente en Israel, para referirse a los sabios del judaísmo, normalmente sacerdotes y escribas. Jesús llama a Nicodemo maestro de Israel. Jn. 3:10. Existían también los doctores de la ley, quienes tenían una alta preparación en el conocimiento de la ley y las ordenanzas de la fe judía. Jesús es llamado recurrentemente Maestro, tanto por sus discípulos como por sus enemigos. Mr. 11:21; Mt. 22:16, 24, 36. Jesucristo se llama a sí mismo Maestro Mr. 6:4; Lc. 4:24, lo que denota claramente su rol de enseñador por excelencia. Él, más que nadie podía revelar los secretos del Reino y de su Padre Celestial.

i) Profeta.

La palabra profeta indica al que trae el mensaje de Dios. Antiguamente eran llamados “vidente”. Jesús es el vocero de Dios por excelencia, y es llamado El Verbo, es decir, la voz personal y oficial del Padre. Jn. 1:1. El pueblo pensaba que era un profeta como los de la antigüedad. Mr. 6:15, Jn. 6:14. Cuando Jesús realizó su entrada triunfal en Jerusalén, la gente decía de él: ...”es Jesús el profeta” Mt. 21:11. Finalmente, Jesús acepta para sí este título aunque él es realmente mayor que todos los profetas.

j) Rabí.

Significa mi maestro. Este era un título de honor, con el que los israelitas llamaban a las grandes enseñadores y expertos de la Ley mosaica. Este término viene de una palabra hebrea que indica: “grande” ó “grandeza”. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?” Juan 1:38; Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” Juan 3:2; y en otros pasajes también se menciona de igual forma. Juan 4:31; 6:25; 9:2; 11:8; 20:16.

k) Rey.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” Lc. 1:32-33. Cristo es Rey eterno sobre su pueblo, y Señor y Juez de la humanidad. Su reino no tendrá fin, y su juicio es perfecto para con todos. Is. 9:6-7. La visión de Juan en Apocalipsis señala, cuando Cristo aparezca en gloria y majestad, viniendo desde el cielo y montado en un caballo blanco.

Cristo es llamado Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos son como llama de fuego, y hay en su cabeza muchas “coronas” (diademas) y su nombre es el Verbo de Dios. Ap. 19:11-13. Este cuadro muestra la venida del Rey -guerrero, que viene

a pelear por Israel, e instaurar un reinado terrenal de mil años. Este reinado de paz, será posible porque el diablo y sus demonios serán vencidos y encarcelados por un milenio en un abismo.

Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” Apocalipsis 20:1-10.

l) Sumo Sacerdote.
La carta a los Hebreos, es la que más resalta el rol de Cristo como Sumo Sacerdote. En este libro se indica que su sacerdocio no es levítico, por tanto no es de herencia humana. Además, Jesús pertenecía a la tribu de Judá. Su sacerdocio eterno es del orden de “Melquisedec” que significa rey de Salem (Jerusalén) o rey de paz. “... tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” Hebreos 7:21. Entonces Jesucristo es: “Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación” Hebreos 9:11. Cristo es nuestro Pontífice, el cual conoce nuestras debilidades y se compadece de nuestras vidas, pues él es el Dios-Hombre que habitó corporalmente entre su pueblo, y ministró sus necesidades.























m) El León de la Tribu
de Judá.
El león, es descrito en la Biblia como uno de los animales más poderosos Lm. 3:10; Pr. 28:15. Generalmente es señalado como símbolo de fiereza, fuerza y realeza. También, se emplea la palabra león en sentido metafórico. Se compara a la tribu de Judá con un león “Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿quién lo despertará?” Génesis 49:9.

A Jesucristo, se le llama el león de la tribu de Judá “Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” Apocalipsis 5:5. Señalando la genealogía de Cristo, quien pertenece a esta tribu, y destacando su sentido de fortaleza y valentía. Jesús, es el campeón de Judá y de todos los que confían en él.

La Vida de Cristo























Detalle de
la Vida de Jesús Narrada en los Evangelios.

Mediante la información provista por los Evangelios. Los hechos de la vida, ministerio, pasión, muerte y triunfo de Jesucristo, pueden ser ordenados de la siguiente forma:

· Su nacimiento en Belén Lc. 2:1 – 7

















·
Visita de los pastores. Lc. 2:8-
17.

· Presentación del niño Jesús en el templo. Lc. 2:22 – 24

· Visita de los magos de oriente. Mt. 2:1-12.

· Huida de la familia a Egipto. Mt. 2:13-15.

· Regreso a la ciudad de Nazaret. Mt. 2:19-23.

. Jesús visita el templo a los doce años. Lc. 2:41-50.

· Bautismo de Cristo. Mt. 3:13-17; Lc. 3:21-22.

· Inicio de su Ministerio Público, o año de inauguración.

· La tentación en el desierto. Mt. 4:1-11; Mr. 1:12-13; Lc. 4:1-13.

· Llamamiento de los discípulos. Lc. 1:35-49.

· Composición original de los doce apóstoles. Mt. 10: 2 - 4.

· Primer Milagro de Jesús en bodas de Caná. Jn. 2:1-11.

· Celebración de la primera pascua. Jn. 2:13 – 25.

· Primera purificación del templo. Jn. 2:13-17.

· Su ministerio en Judea. Jn. 3:22.

· Avivamiento en Samaria. Jn. 4:28-42.

· Su ministerio en Galilea. Mt. 4:12-17; Mr. 1:14-15; Lc. 4:14-15; Jn. 4:3, 43-45.

· Sanidad del hijo de un funcionario. Jn. 4:46-54.











· Jesús enseña en Nazaret. Jn. 4:16-27.

· Es rechazado en Nazaret. Lc. 4:28-30.

· Traslado a Capernaúm. Mt. 4:13-16; Lc. 4:31-32.

· La pesca milagrosa. Lc. 5:4-9.

· Liberación de un endemoniado. Mr. 1:23-28; Lc. 4:33-37.

· Jesús sana a la suegra de Pedro. Mt. 8:14-15; Mr. 1:29-31; Lc. 4:38-39.

· Cristo sana a un leproso. Mt. 8:2-4; Mr. 1:40-42

; Lc. 5:12-13.

· Regreso a Capernaúm. Mr. 2:1-2.

· Sanidad de un paralítico. Mt. 9:2 - 8; Mr. 2:2-12; Lc. 5:18 - 26.

· Celebración de la segunda pascua. Jn. 5:1.

· Sanidad de la mano seca. Mt. 12:9 - 13; Mr. 3:1 - 5; Lc. 6:6 - 10.

· Oposición de los fariseos. Mt. 12:14; Mr. 3:6; Lc. 6:11.

· Resurrección del hijo de la viuda en Naín. Lc. 7:12 - 16.

· Alimentación de los cinco mil. Mt. 14:15-21; Mr. 6:35-44; Lc. 9:12-17; Jn. 6:5-14.

· Jesús camina sobre las aguas. Mt. 14:22-33; Mr. 6:45-52; Jn. 6:16-21.

· La transfiguración de Cristo. Mt. 17:1-9; Mr. 9:2-10; Lc. 9:28-36.

· La resurrección de Lázaro. Jn. 11:1-46.

· Zaqueo. Lc. 19:2-10.

· La entrada triunfal a Jerusalén. Mt. 21:1-11; Mr. 11:1-11; Lc. 19:29-44; Jn. 12:12-19.

· La agonía en el huerto. M

t. 6-46; Mr. 14:32-42; Lc. 22:39-46; Jn. 18:1.

· La traición de Judas. Mt. 26:47-56; Mr. 14:43-52; Lc. 22:47-53; Jn. 18:3-13.

· Jesús ante el Sumo Sacerdote. Mt. 26:57; Mr. 14:53; Lc. 22:54; Jn. 18:13-14.

· Pedro niega al Señor. Mt. 26:58, 69-75; Mr. 14:54, Lc. 22:54-62; Jn. 18:15-18, 25-27.

· Jesús ante el Sanedrín. Mt. 26:59-68; Mr. 14:55-65; Lc. 22:66-71; Jn. 18:19-24.

· Jesucristo ante Pilato. Mt. 27:1-2, 11-14; Mr. 15:1-5; Lc. 23:1-5; Jn. 18:28-38.

· Jesús ante Herodes. Lc. 23:6-12.

· Pilato intenta liberar a Jesús. Mt. 27:15-26; Mr. 15:6-15; Lc. 23:13-24, Jn. 18:39-40.

· Pilato aprueba la pena de muerte de Jesús. Mt. 27:26-30; Mr. 15:15; Lc. 23:24; Jn.19:1-16.

Jesús es torturado. Mt. 27:30; Mr. 15:16-20; Jn. 19:1-3.

· Jesús es llevado a su crucifixión. Mt. 27:31-33; Mr. 15:20-22; Lc. 23:26.

















Él volverá vestido de Gloria y Majestad. Es el Rey de reyes y Señor de señores.

Apocalipsis 19:11-16.

¿Quién es Jesús según la Biblia? 2º parte.










La Obra de Cristo

1.- Su Primera Venida.











Debido a la caída del hombre, y la maldición del pecado, Dios nos proveyó de un Salvador. Cristo, vino al mundo con objetivos específicos, los cuales son:

a. Jesús vino para dar vida.

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Juan

10:10.

Jesús vino a darnos vida en todo el sentido de la palabra. No sólo vida en el cielo, sino también aquí en la tierra.

b. Jesús vino para servir.

“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” Marcos 10:45.

Jesús, no comenzó su ministerio en la cruz. Inició sirviendo a Dios y a su pueblo, para mostrarnos su amor. Jesús vino para hacer el bien, mostrar consideración, cuidado y respeto no sólo por los hermanos en la fe, sino por todos los que están a nuestro alrededor.

c. Jesús vino para dar un mensaje de salvación y vida nueva.

“El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido” Marcos 1:38.

La predicación del evangelio, es muy importante para que los perdidos se vuelvan a Dios. Jesús predicab

a, sanaba y enseñaba el plan de Dios para los hombres. Jesús mismo es el camino, la verdad y la vida. Nosotros recibimos dirección para predicar a nuestra comunidad, a través de la oración, la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.

d. Jesús vino para buscar y salvar lo perdido.

La misión de Jesús es dinámica. No espera a que venga la gente, sino comienza buscándola. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10.

Como Sanador, busca a los enfermos, como Pastor busca a sus ovejas, como Padre busca a sus hijos, como Dios

de amor, busca a los pecadores. Él nos busca porque somos suyos. Esta es su misión más importante, ya que su nombre lo recibió porque “él salvaría a su pueblo de sus pecados”.

“Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” Mateo 9:13.

Al igual que Jesús, nosotros debemos ir en busca de aquellos que necesitan a Dios.

e. Jesús vino para cambiarnos.

“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.” Juan 12:46.

Todo el que cree en Jesús no puede seguir igual. Dios transforma la vida del hombre. Si está en tinieblas pasa a la luz. Si está abandonado recibe compañía. Si está en pecado recibe perdón. Si está en problemas recibe respuesta. Si está triste recibe consuelo.

Como fue la venida de Jesús.

En el cumplimiento del tiem

po de su venida, y tal como lo anunciaron los profetas del Antiguo Testamento, Cristo nació en un humilde pesebre en la aldea de Belén. Dios se hizo hombre, para alcanzar a la humanidad perdida. El Rey de reyes y Señor de señores, se humilló hasta lo sumo, para rescatar a los que habrían de creer en él, y darles la vida eterna y abundante. Por tanto el Padre le exaltaría también hasta lo sumo, y le dio un Nombre que es sobre todo nombre, y dominio en el cielo y la tierra para siempre.

“Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.


Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.


Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con lo
s hombres!” Lucas 2:6-14.

2.- Su Ministerio terrenal

El profeta Isaías, señala acertadamente acerca del poderoso ministerio de Jesucristo:

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad

a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; A proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.

Reedificarán las ciudades antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones” Isaías 61:1-4.

Estas palabras conciernen a una porción de la lectura que realizó Jesucristo en la sinagoga de Nazaret, en lo que marcó el comienzo de su ministerio público. Estas declaraciones definen su obra, y son referencia de la misión de su Iglesia en la proclamación del Evangelio, e instauración del reino de Dios. Esta profecía incluye diferentes aspectos, tales como:

Predicar: Se refiere espec

íficamente, a la predicación de las Buenas Nuevas de salvación. Las que van acompañadas de sanidad y liberación “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 4:23. Jesucristo, nos comisionó a continuar esta obra, sobre la base de su sacrificio en la cruz, su amor por la humanidad, y la unción del Espíritu Santo. Esto es lo que la iglesia primitiva hizo de forma natural .

“predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” Hechos 28:31, y lo que establece la misión de la iglesia de todos los tiempos.

Vendar (Sanar): Existen heridas a causa del pecado. Un inconverso está muerto en delitos y en pecados, lejos de la vida y protección de Dios. Como consecuencia de esto toda su vida es afectada. Tanto espiritual, familiar y físicamente. La falta de perdón y la amargura, producen diversas enfermedades físicas y cad

enas espirituales y emocionales, que solo pueden ser rotas por el poder de Cristo en el proceso de conversión.

“Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda” Juan 5:6-8.

Libertar: Durante su ministerio terrenal, Jesucristo liberó a los presos espirituales, de su encarcelamiento de iniquidad y perdición Isaías 51:14, y a los oprimidos por el diablo “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” Hechos 10:38. Su ministerio continúa, a través de su iglesia, en la liberación de los que están sujetos

a la servidumbre del diablo He. 2:14-15, y de la potestad de las tinieblas Col 1:13. Por lo cual, debemos someternos en sumisión plena a Cristo 2 Co. 10:5.

Consolar: El ministerio de Pablo a los Corintios, nos recuerda que una de las funciones principales de los creyentes es la consolación. En primer lugar, porque Dios es Padre de misericordias, y Dios de toda consolación 2 Co 1:3; Isaías 66: 12-13.

Por lo tanto, al ser consolados por el Señor, debemos consolar a otros con el mismo alivio con que hemos sido sanados. Isaías 40:1-2.

Alegrar: El arrepentimiento y confesión de pecados, la sanidad física, la liberación de espíritus malignos, y la consolación en medio de la tribulación, conllevan mucha alegría y felicidad al cristiano.

Bienaventurado aquel cu

ya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” Salmo 32:1-2.

Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón” Salmo 32:11.

Reedificar: El profeta Hageo, habla de reedificar la casa de Jehová, es decir reconstruir el templo de Dios. En cuanto a las personas, también deben ser reedificadas, en el fundamento de Cristo, quien es la piedra angular. Para ello se requiere, nacer de nuevo en el Espíritu, y renovar nuestros pensamientos cada día en la Palabra de Dios.

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ro 12:1-2.

Restaurar: El vocablo griego “katarizo”, que se traduce como “restauradle”, se refiere concretamente a la acción de componer huesos rotos, volverlos a su posición correcta, para

que puedan funcionar con normalidad. En el ministerio de restauración, es preciso acompañar a las personas hasta que los sentimientos, pensamientos, acciones, y heridas, sean puestos en su lugar.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” Gálatas 6:1

“Yo soy el Buen Pastor; el Buen Pastor su vida da por las ovejas” Juan 10:11.

3.- Su Muerte











¿Cómo murió Jesús?, Expertos médicos, y arqueólogos han examinado en detalle la ejecución que Jesucristo voluntariamente soportó. Todos coinciden en que Él sufrió una de las formas más duras y dolorosas de pena capital jamás imaginada por el hombre. He aquí un breve sumario de algunas cosas que sabemos de la historia, la arqueología y la medicina acerca de sus últimas horas...

Jesús tenía el peso del mundo sobre sus hombros. Incluso antes de que la crucifixión empezara Él mostraba claramente síntomas físicos relacionados con un intenso sufrimiento. La

noche antes de la ejecución sus discípulos dicen haber visto a Jesús en " agonía " sobre el Monte de los Olivos. No tan solo no durmió en toda la noche, sino que parece haber estado sudando abundantemente. Tan grande era el sufrimiento que había pequeños vasos sanguíneos que se rompían en sus glándulas sudoríferas y emitían gotas rojas tan grandes que caían al suelo (véase Lucas 22:44). Este síntoma de intenso sufrimiento se llama hematohidrosis.

Jesús estaba físicamente

agotado y en peligro de sufrir un colapso si no recibía líquidos (lo cual aparentemente no sucedió). Este es el hombre al cual los soldados Romanos torturaron.

Tortura y azotes romanos.

Habiendo pasado por manos judías, ahora era el turno de los romanos. Se sabe que los golpes i

nfringidos por los soldados romanos, eran muy sangrientos, dejando heridas por todo el cuerpo. Los romanos diseñaban sus látigos para cortar la carne de los cuerpos de sus víctimas. Estos golpes fueron concebidos para ser dolorosos hasta el extremo. También causaría una concentración de líquido alrededor de sus pulmones. Además, una corona de espinas fue impuesta sobre su cuero cabelludo la cual era capaz de irritar gravemente los nervios más importantes de su cabeza, causando un dolor cada vez más intenso y muy agudo, a medida que las horas pasaban.

En el estado de sufrimiento de Cristo, estos golpes eran suficientes para matarle. Su cuerpo estaba horriblemente magullado, cortado y sangrante. Tras no haber tenido ningún alimento durante muchas horas, y después de haber perdido líquidos por medio de abundantes hemorragias, Jesús estaría gravemente deshidratado. Esta tortura brutal ciertamente le habría llevado a lo que los médicos llaman colapso (shock), y el colapso mata. Además, Jesús fue obligado a cargar con el travesaño de madera sobre el cual moriría. Imagine el efecto de cargar con una carga pesada si usted estuviera en

esa condición.

Crucifixión.

Al ser colgado completamente desnudo ante la multitud, el dolor y el daño causado por la crucifixión fue concebido para ser tan sumamente intenso que uno anhelaría constantemente la muerte, pero podría perdurar días sin ningún desahogo

Según el Dr. Frederick Zugibe, la perforación de nervio medio de las manos por un clavo puede causar un dolor tan increíble que ni siquiera la morfina sería de ayuda, un dolor intenso, ardiente horrible, como relámpagos atravesando el brazo hacia la médula espinal. La ruptura del nervio plantar del pie con un clavo tendría un efecto así mismo horrible. Además, la posición del cuerpo sobre una cruz pensada para hacer extremamente difícil la respiración.

Frederick Farrar describe el efecto torturador pretendido: "Porque de hecho una muerte por cru

cifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte puedan tener de horrible y espantoso - vértigo, calambres sed, inanición, falta de sueño, fiebre, tétano, vergüenza, publicación de la vergüenza larga duración del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las heridas no cuidadas - - todo intensificado hasta el punto en el que puede ser soportado, pero llegando hasta un poco por debajo del punto que daría al sufriente el consuelo de la inconsciencia.

Un médico lo ha llamado "una sinfonía del dolor" producida por cada movimiento, con cada inspiración; incluso un pequeña brisa sobre su piel podría causar un dolor intenso en ese momento.

El examinador médico, Dr. Frederick Zugibe, cree que Cristo murió de un colapso debido a la pérdida de sangre y líquido, más un choque traumático por su heridas, además de una sacudida cardiogénica que causó que el corazón de Cristo sucumbiera.











¿Por qué murió Jesucristo?

Si Cristo no hubiese muerto y resucitado ¿Qué seria de nosotros? ¿Por qué él murió y resucitó? Debemos comprender que: Cristo pagó el precio por nosotros, por esa razón, ahora somos Salvos.

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno” R

omanos 3:10.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.

Cristo pagó lo que nosotros tendríamos que haber pagado “el nos reconcilio consigo mismo en la cruz” 2 Corintios 5:19,

“El vino a buscar y salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10.

“Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día” Lucas 24:46.

“Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

Nadie me la quita, sino que yo de mi mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” Juan 10:17-18.

4.- Resurrección Juan 20:1-10.













La resurrección de Cristo tiene varios significados, alguno de ellos son:

a) Significa que Cristo es todo lo que aseguró ser: el Salvador y Señor, el Hijo de Dios. Romanos 1:4.

b) Que el Padre había aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. Ro. 4:25; 1 Co. 15:17. La resurrección es el sello de la aprobación y victoria en la obra salvadora.

c) Significa que habrá una resurrección de los creyentes. 1 Corintios 15:20-23.

d) Hay poder en Dios para la vida y servicio cristiano.

“Aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, la cual obró en Cristo resucitándole de los muertos...” Efesios 1:19-22.

5.- Su Ascensión.

La ascensión de Jesucristo, aporta las siguientes verdades.

a) Cristo fue exaltado a la derecha de Dios el Padre Efesios. 1:20; Hebreos 10:21; 1 Pedro 3:22. Jesús es la cabeza de la iglesia y tiene dominio sobre todos los principados en el cielo y en la tierra. Él es nuestro intercesor o mediador ante el Padre.

b) Subió al cielo para preparar un lugar para su pueblo. Hebreos. 9:21-24; Juan 14:2.

c) Jesús ascendió para ser nuestro Sumo Sacerdote Divino. Romanos 8:34.

d) Subió al cielo para derramar de su Espíritu sobre la iglesia. Juan 16:7.

La ascensión de Jesucristo es notoriamente uno de los hechos más maravillosos en la vida del Salvador, y su retorno en la segunda venida será revestido de mayor gloria con la que subió a los cielos.

Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís Hechos 2:33.

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros Romanos 8:34.