1) Su doble naturaleza, divina y humana.
Jesús, es Dios en carne humana. El no es mitad Dios y mitad hombre. El es completamente divino y humano. Esto quiere decir que Jesús tiene dos naturalezas: divina y humana. Jesús es la Palabra viviente (verbo), que es Dios y estaba con Dios, y que fue hecho carne. Juan 1:1,14. Esto significa que en la misma persona de Jesús, coexiste una naturaleza humana y una divina.
La naturaleza divina no fue alterada. Jesús, no es simplemente un hombre quien tenía a Dios adentro de sí mismo, Jesús es Dios mismo, la Segunda persona de la Trinidad.
“El Hijo es el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” Hebreos 1:3,
Las dos naturalezas de Jesús, no están combinadas en una nueva naturaleza Dios-hombre. Están separadas pero funcionan como una unidad en la persona de Jesús.
La palabra “naturaleza” se refiere a lo que nosotros somos esencialmente. Por naturaleza Dios no puede morir, o ser tentado. Pero como Jesús como hombre podía sufrir tentaciones, luchas y la misma muerte. Fue fundamental, que Cristo fuera tentado como nosotros He. 4:15, de manera que por su completa victoria sobre la tentación, el pecado y el diablo, pudo ganar el perdón para nosotros en la cruz.
Los malos deseos, que son la base de nuestras tentaciones, proceden de dentro de nosotros “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
“Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” Marcos 7:15-23.
“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
2) Sus Títulos.
Jesucristo recibe muchos nombres y títulos en las Sagradas Escrituras, algunos de ellos que conoceremos son:
a) Alfa y Omega.
Significa el primero y el último, usando la primera y la última letra del alfabeto griego. “Principio y fin... el primero y el último” Ap. 1:8,11 y 21:6.
b) El Cordero.
Juan el Bautista lo señala de esta forma, refiriéndose a la obra expiatoria de Cristo. También, señala su carácter pacifico y obediente al mandato del Padre. “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Jn. 1:29, 36. El libro de Apocalipsis lo menciona veintiocho veces como el Cordero. Señalando que su extrema sumisión y humildad, la han llevado a un máximo nivel de autoridad y señorío en el cielo y en la tierra. Ap. 5:6, 12 -14.
c) Cristo, Mesías.
Ambas palabras significan “Ungido” en griego y hebreo respectivamente. Isaías 61, habla del Ungido de Jehová, sobre el cual reposa el poder y la gracia del Espíritu Santo para anunciar el camino de salvación, restauración y vida eterna.
El apóstol Pedro, confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. “Respondiendo Simón
Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” Mateo 16: 16-17.
d) El Santo.
Jesús es llamado el Santo de Israel. “¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” Isaías 1:4; “los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos” Isaías 5:19; “Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel” Isaías 10:20. “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción” Salmos 16:10. También, el libro de los Hechos señala lo siguiente: “Mas vosotros negasteis al Santo y Justo”. Hechos 3:14.
En su entrada triunfal a la ciudad de Jerusalén, Jesucristo es vitoreado por el pueblo, los cuales decían “Hosanna al Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor, Hosanna en las alturas” Mt. 21: 9, Mr. 11: 9, Jn. 12:13.
Hijo de David, señalaba que Jesús era descendiente del rey David, pero también indica que él es el Rey eterno, prometido para su pueblo por Dios y anunciado por los profetas de la antigüedad.
f) Hijo de Dios.
Jesús tiene una posición especial dentro de la trinidad. Es el único Hijo de Dios el Padre que es Dios también. Es decir, Jesús posee una naturaleza divina igual a la del Padre y del Espíritu Santo, pero además, posee una naturaleza humana que le permite conocer a la humanidad de una manera más profunda y empírica.
El Padre declara desde los cielos, que Jesús es su Hijo, y que tiene alegría por él. Lucas 3:22. Jesús señaló que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios. Juan 5:18. El apóstol Juan señala acertadamente en su evangelio, diciendo: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo de Dios, que esta en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” Juan 1:18.
g) Hijo del Hombre.
Jesús se llama a sí mismo el Hijo del Hombre unas ochenta veces en los evangelios. El Profeta Daniel nos habla del Hijo del Hombre que viene en las nubes del cielo, al cual le fue dado dominio, gloria y reino. “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” Daniel 7: 13-14.
Jesús es llamado de esta manera, porque señala su naturaleza humana. En la cruz llevó el peso del pecado de todos los hombres. Cuando Jesús muere, el pecado de toda la humanidad recibe el juicio divino, y se descarga sobre él la justa ira de Dios. La cruel muerte de Cristo, nos enseña cuan abominable es el pecado delante de los ojos de Dios. Jesús pagó el precio de nuestras rebeliones, y trajo salvación a los hombres. Is. 53:1 -12; Jn. 3:16; Lc: 9:44.
h) Maestro.
El término maestro era utilizado comúnmente en Israel, para referirse a los sabios del judaísmo, normalmente sacerdotes y escribas. Jesús llama a Nicodemo maestro de Israel. Jn. 3:10. Existían también los doctores de la ley, quienes tenían una alta preparación en el conocimiento de la ley y las ordenanzas de la fe judía. Jesús es llamado recurrentemente Maestro, tanto por sus discípulos como por sus enemigos. Mr. 11:21; Mt. 22:16, 24, 36. Jesucristo se llama a sí mismo Maestro Mr. 6:4; Lc. 4:24, lo que denota claramente su rol de enseñador por excelencia. Él, más que nadie podía revelar los secretos del Reino y de su Padre Celestial.
i) Profeta.
La palabra profeta indica al que trae el mensaje de Dios. Antiguamente eran llamados “vidente”. Jesús es el vocero de Dios por excelencia, y es llamado El Verbo, es decir, la voz personal y oficial del Padre. Jn. 1:1. El pueblo pensaba que era un profeta como los de la antigüedad. Mr. 6:15, Jn. 6:14. Cuando Jesús realizó su entrada triunfal en Jerusalén, la gente decía de él: ...”es Jesús el profeta” Mt. 21:11. Finalmente, Jesús acepta para sí este título aunque él es realmente mayor que todos los profetas.
j) Rabí.
Significa mi maestro. Este era un título de honor, con el que los israelitas llamaban a las grandes enseñadores y expertos de la Ley mosaica. Este término viene de una palabra hebrea que indica: “grande” ó “grandeza”. “Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?” Juan 1:38; “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” Juan 3:2; y en otros pasajes también se menciona de igual forma. Juan 4:31; 6:25; 9:2; 11:8; 20:16.
k) Rey.
“Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” Lc. 1:32-33. Cristo es Rey eterno sobre su pueblo, y Señor y Juez de la humanidad. Su reino no tendrá fin, y su juicio es perfecto para con todos. Is. 9:6-7. La visión de Juan en Apocalipsis señala, cuando Cristo aparezca en gloria y majestad, viniendo desde el cielo y montado en un caballo blanco.
Cristo es llamado Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos son como llama de fuego, y hay en su cabeza muchas “coronas” (diademas) y su nombre es el Verbo de Dios. Ap. 19:11-13. Este cuadro muestra la venida del Rey -guerrero, que viene
a pelear por Israel, e instaurar un reinado terrenal de mil años. Este reinado de paz, será posible porque el diablo y sus demonios serán vencidos y encarcelados por un milenio en un abismo.
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.
Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” Apocalipsis 20:1-10.
La carta a los Hebreos, es la que más resalta el rol de Cristo como Sumo Sacerdote. En este libro se indica que su sacerdocio no es levítico, por tanto no es de herencia humana. Además, Jesús pertenecía a la tribu de Judá. Su sacerdocio eterno es del orden de “Melquisedec” que significa rey de Salem (Jerusalén) o rey de paz. “... tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” Hebreos 7:21. Entonces Jesucristo es: “Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación” Hebreos 9:11. Cristo es nuestro Pontífice, el cual conoce nuestras debilidades y se compadece de nuestras vidas, pues él es el Dios-Hombre que habitó corporalmente entre su pueblo, y ministró sus necesidades.
m) El León de la Tribu de Judá.